viernes, 15 de agosto de 2008

TELEFILME DE LUJO: "THE CAT CREATURE"

Hola. Seguramente a todos nosotros nos ha pasado...me refiero a estar viendo un “Estrenos TV” y preguntarnos “¿es realmente eso, es su historia trillada, su dirección inexistente, sus actores de tenderete, su capacidad de sorprender brillante pero por su ausencia, su calidad, en fin, pareja a la augurable?”
"The cat creature" (Curtis Harrington, 1973), ignoro el título español, se ofreció en los setenta por una televisión española que sólo contaba con dos canales, VHF y UHF (la famosa “uachefe”), tan en blanco y negro como la época, y tras contemplar sus primeras escenas, te obligaba a hacerte la pregunta de arriba y a contestarte acompañándote de un puñetazo en la mesa “¡Esto no es un Estrenos TV ni por el forro!"
Compuesta nada menos que como homenaje a "La mujer pantera" (Cat people, Jacques Tourneur, 1942), contó con la dirección del experto en cine fantástico Curtis Harrington (a quien hemos citado y recitado aquí con motivo de su Planeta sangriento, uno de los múltiples y bobos títulos españoles para Queen of Blood, 1966), guión de Robert Bloch (el autor de la historia de "Psicosis", Psycho, Alfred Hitchcock, 1961) y actuaciones de gente tan veterana como John Carradine (el papá del "pequeño saltamontes", muchísimo mejor actor que su prole y habitante regular del género fantástico), Gale Sondergaard, una de las grandes exótico-pérfidas de los cuarenta, que llegaría a hacérselas pagar a la mismísima Bette Davis en "La carta"(The letter, William Wyler, 1940) y a quien la caza de brujas arrancó de la pantalla casi hasta la película que nos ocupa, y Kent Smith, la pareja humana de Simone Simon en “La mujer pantera”.

La historia tenía que ver con el culto a deidades olvidadas, concretamente Bastet, la diosa gatuna de los antiguos egipcios, y con la resurrección de momias malditas tan manida hoy en día en el cine (trilogía de la momia, actualmente emigrada a Extremo Oriente).
En el Los Ángeles de los setenta, a una momia egipcia se le robaba un extraño amuleto colgado al cuello, lo que provocaba su desaparición. A partir de entonces se sucedían horrendos asesinatos de los que un gato parecía ser el culpable. Una serie de hallazgos informaban de que una persona aparentemente normal pero a menudo rodeada por felinos (la televisiva Meredith Baxter, en la que sin duda sería su mejor interpretación) era nada menos que la momia rediviva de la suprema sacerdotisa de Bastet, capaz de convertirse en gato y asesinar con el fin de mantener su inmortalidad. El amuleto que la momificaba puesto a tiempo en su cuello y una manada de gatos furiosos la devolvían al sueño eterno en una escena de rara belleza, como surgida de una pintura de Boleslas Biegas.
Lo mejor, la magnífica comprensión del espíritu que animaba "La mujer pantera" y que Harrington ya había puesto de manifiesto en su anterior Night Tide (1961); la perfecta imbricación de diferentes mitos cinematográficos (no sólo el de la mentada mujer pantera o el de la momia, también el de la Gorgona de Terence Fisher), la dosificación de las excelentes escenas de horror, su iluminación tenebrista y su ambigüedad sostenida hasta el fascinante final.

Nunca vuelto a ver en televisión ni editado en vídeo o DVD, tiene que conformarse con modestas reseñas como la presente, y con la encarecida recomendación de que si se encuentra, se devore –y se cuente-.