viernes, 13 de abril de 2007

QUINTETO O EL ÚLTIMO JUEGO

Se ha calificado a "Quinteto" (Quintet, Robert Altman, 1979) de película críptica, ininteligible, inútil, pretenciosa, pedante, etc. Sin embargo, vengo yo aquí a reivindicarla, no porque me parezca una película soberbia (aunque tampoco es mala, ¿eh?) sino por el cúmulo de curiosidades que encierra, empezando por el reparto: de protagonista absoluto, Paul Newman (americano, y ya colaborador de Altman en la posteriormente citada "Buffalo Bill y los indios"), de coprotagonistas, la sueca Bibi Andersson (no confundir con nuestra Bibiana cañí), una de las intérpretes preferidas del genial Bergman (con toda la razón del mundo), cuya presencia viene además a reforzar la idea de la admiración de Altman hacia aquel director ya manifestada en uno de sus films anteriores, "Tres mujeres" (Three women, 1977); nada menos que nuestro buñueliano y tristemente difunto Fernando Rey; el italiano y ya algo altmaniano Vittorio Gassman (aparecido en "Un día de boda", A wedding, 1978), y la francesa Brigitte Fossey, famosa desde que fuera sensible infante en aquella maravilla de René Clement titulada "Juegos prohibidos" (Jeux interdits, 1952). A todos ellos se les coloca en un escenario helado que muestra un mundo en plena agonía (¿a causa de un cambio climático como el que nos acecha en realidad?), embozados en unos ropajes dignos de un cómic de Moebius, dominados por el hastío ante un futuro que no existe, enfrentándose entre sí por prevalecer (en el fondo, por pasar el rato), en un juego decadente, perverso, mortal, cuyo nombre da título y todo un despliegue de simbología a la película, sin duda articulada en torno a tal primo (numérico). En su determinación de darnos su visión de cada género cinematográfico -ya lo había hecho con "Un largo adiós", The long goodbye, 1973, (el cine policíaco); MASH, 1970 (el cine de guerra); "Buffalo Bill y los indios", Buffalo Bill and the Indians, 1976 (el cine del oeste); Popeye, 1980 (el cine basado en personajes de cartoon); Nashville, 1975 (el cine musical)- Altman se remite aquí a la ciencia-ficción, a la cual pasa por su personalísima óptica. El resultado es una película tan extraña e inquietante como la mentada "Tres mujeres" o como aquella "El volar es para los pájaros", (Brewster McCloud, 1970), de imágenes seductoras, diálogos paranoicos, personajes imposibles de nombres tirando a delirantes (Ambrosia, Vivia, Deuca, Grigor, Francha, por poner algunos ejemplos...), plasmación, en fin, del tedio que domina a una humanidad para la que ya no hay esperanza. ¿El premio para el ganador de Quinteto? No sólo la vida, también la consciencia de esa situación de agonía, el desengaño, y, en fin, la soledad más absoluta. Inolvidable el alejamiento de este último ser (no os desvelo su nombre) de la ciudad fantasmal en la que se ha desarrollado la última partida, disolviéndose su silueta en el hielo, quedando éste como dueño y señor de todas las cosas.


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