jueves, 9 de octubre de 2008

LA LÍNEA DE DAVID LYNCH: DUMBLAND

De David Lynch se suele decir: "no entiendo ni papa de lo que este hombre ha querido decir con esta película", e inmediatamente se califica la misma de bodrio ininteligible y se maldice a su autor.
No creo que sea esa la manera de llegar al corazón (salvaje) de Lynch, como tampoco es la manera de llegar al corazón de la mayor parte del arte contemporáneo.
En la serie de dibujos animados Dumbland (2002), traducible como “Tierra estúpida” o "Estupilandia", David Lynch escoge el más sencillo de los formatos infográficos para dar vida a sus personajes y obsesiones: el flash. Él es el guionista, dibuja, edita, pone voz a todos los personajes...y el resultado es un David Lynch en estado puro, sin intermediarios.
La trama de los ocho episodios es muy simple, en ocasiones ni siquiera existe, más bien se trata de dar garabato a un gag, de pergeñar una determinada atmósfera, un tempo, una forma de acercarse a un alucinación o a una pesadilla. Pero el mundo de Lynch está ahí, filtrado por flash, lo cual le da la requerida óptica nerviosa, fluctuante, inestable, delirante...
El protagonismo es para una familia que vive en algún punto de algún espacio-tiempo llamado Dumbland. Sus miembros:
Un padre maldiciente, cruel, violento, tridentado, guarro, estúpido y pedorro...
Una madre psicótica, en perpetuo estado de crispación nerviosa (pelos como escarpias, ojos salidos de las órbitas, manos agarrotadas, gritos de horror ante cualquier movimiento propio o ajeno...)
Un hijo que puede ser un alien, un fantasma o un espermatozoide –lo que nos remite de forma inmediata al engendro llorón de “Cabeza borradora” (Eraserhead, 1977)- y que admite los adjetivos de ruidoso, hiperactivo, repetitivo, obsesivo...
Entre los secundarios, un vecino del que descubrimos que tiene sólo un brazo auténtico y que le atraen sexualmente los patos, un amigo del padre, flatulento como éste y con algo de un John Wayne al borde del delirium tremens, un ser anónimo con un palo atravesado en la boca y al que el padre, azuzado por el hijo-sonsonete (get the stick, get the stick!!), literalmente vuelve del revés; unas hormigas oníricas y vengativas, un tío Bob que eructa, se pedorrea, vomita, y sacude al padre de una forma progresiva, repetitiva y rítmica...
También hay objetos que adquieren protagonismo, así una cinta de correr que acaba triunfando sobre los afanes destructores del padre, un insecticida llamado sencillamente “Kill”, un colgador de ropa que provoca un accidente de tráfico sólo porque sí y una televisión que emite violencia obsesiva, repetitiva y rítmica.
Para mí, el mejor episodio es el sexto, titulado My teeth are bleeding ('mis dientes sangran'). En el salón, confluyen el hijo saltando sobre una cama elástica mientras sangra y grita sin cesar my teeth are bleeding!!, my teeth are bleeding!!, la madre sufriendo un colapso nervioso aparatosísimo mientras está sentada en su sofá y el padre contemplando la misma escena de violencia sangrienta en la televisión repitiéndose una y otra vez y el caos del mundo exterior a través de una ventana. Será, sin embargo, una mosca intrusa la que altere la “paz” de esta escena y provoque los exabruptos del padre.
Lynch definió Dumbland como una "cruda, estúpida, violenta y absurda serie", adelantándose a posibles detractores. El humor es ineludible, a pesar de que se recrea en escenas a veces de contenido fuertemente escatológico, cruel o incluso gore. También resulta ineludible reconocer de alguna manera muchos de los absurdos, estupideces, crueldades y violencias que rodean, sacuden y, lo que es peor, surgen de nuestra existencias.
Acercarse a Lynch, o al menos intentarlo, no supone machacar la maquinaria comprensiva clásica, como apunté al principio, sino dejarse arrastrar por sus maneras, formas y caminos hasta territorios insospechados.
Agujeros negros quizá...Dumbland.

(Nota: todos los episodios de Dumbland pueden visionarse en http://www.youtube.com/)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estreno esta tanda de comentarios para decir que no se si quiero ver esa serie :S

me ha dado miedo....yo estoy muy hecha a la estética de Disney y ciertas cosas me "shockean" los sentidos....puedo deducir que no salen hadas en esta serie, no es asi??? jejeje

Picatostes

antonio calvo dijo...

Bueno, mis comentarios siempre dan miedo jajajaja...pero te puedes perder, si decides no querer verla, una serie que quizá el Disney más perverso no desdeñaría (ahh, recuerdo el miedo que me dio Maléfica en "La bella durmiente",claro que yo era incluso más joven que ahora jajaja). Además, quién sabe, quizá tú si puedas ver un hada en este Dumbland (yo no la he visto, pero es que yo sólo tengo ojo para el caos y la disarmonía jajaja).
Besos, Fatita.

Anónimo dijo...

Toño ... no pienso leerte hasta que no utilices otro sinónimo... pero has visto cuantas veces dices "en la línea"... quien te ha pegado esa enfermedad... a mi david Lynch se me escapa... es demasiado experimental...puede que mejor Disney....((dios pero que he dicho... creo que tengo fiebre que...))
No desesperes Toño y sigue instruyéndonos, que a mi falta me hace desde luego
besos
bes

antonio calvo dijo...

Jajaja, estás en lo cierto, parezco (y padezco) "La Línea de la Concepción" (o la concepción de la línea), pero que conste que en esta entrada he utilizado una única vez el término (creo, jaja, déjame recontar) y no como parte de la expresión "en la línea de" que es la que puede pulverizar la sensibilidad ajena jajaja, sin duda señal de que me voy reponiendo.
Besos para Bes (hija, últimamente te pones nombres divinos a todas horas jajajajajajaj)

Anónimo dijo...

La verdad es que últimamente entre tanta hoja caída de los árboles y tanta lluvía torrencial lo que menos me apetece es ver este miedo que sale de David Lynch.
Supongo que estoy más sensiblera de lo normal y que sólo me apetecen escenas tranquilas, sin sobresaltos... pero tomo nota porque siempre es un placer colarte por este blog y descubrir el cine más escondido que te puedas encontrar...
Muchos besitos.
Hypatia

antonio calvo dijo...

Gracias guapa! Me alegra que te guste el espacio, aunque con lo de la serie igual te equivocas (ya se lo decía a Picatostes). La verdad es que es tan divertida que el miedo puede nacer más bien de las situaciones de las que se carcajea a mansalva. Claro que eso se llama humor negro (o negrísimo). Ánimo y a verla, Hyp-hyp-patia!!