miércoles, 3 de septiembre de 2008

MUNDOS OPUESTOS

Pocas películas de la factoría Disney se pueden calificar de olvidadas. Algunas de ellas con bastante razón (la aburrida “Los tres caballeros”, The three caballeros, Norman Ferguson, 1944; o la del todo anodina Robin Hood, Wolfgang Reitherman, 1970). Sin embargo, otras, entre las que se halla la que quiero contribuir a rescatar, yacen en el fondo de la Laguna Estigia no sólo siendo absolutamente inocentes para sufrir tamaña injusticia, sino contando con valores insospechados desde la visión de su cartel-carátula.
Cursi, puede (nunca en la medida de un “Blancanieves...”); poco pretenciosa, seguro; dotada de personajes vulgares y corrientes (animalitos sacados de la cotidianeidad de un par de granjas anónimas y su entorno, no príncipes, princesas, brujas o hadas), pues sí, también; y es justo esto lo que hace diferente a “Tod y Toby" (The Fox and the hound, Art Stevens, Ted Berman, Richard Rich, 1981), su forma de magnificar un sentimiento tan valioso como es la amistad, precisamente mediante una serenidad y una sencillez que resultan impensables en un marco de tradicional rimbombancia con marca Disney.
Dos cachorros de distintas especies, Toby y Tod (un perrito de caza y un zorrillo huérfano) se encuentran y se hacen amigos (a lo cual no resulta ajena la soledad del perro, criado duramente para la caza junto a otro can adulto con malas pulgas, y la del zorro, caído en un mundo en que sólo su mentora humana y el perro lo consideran no extraño). Ya crecidos y encaminados ambos por derroteros opuestos, la realidad les hará enfrentarse, para terminar sin embargo, en uno de los finales más auténticamente emotivos que se haya visto en una peli Disney, superando esta prueba suprema. Tras salvarse la vida el uno al otro, ambos asumen que deberán separarse para siempre, quedando no obstante vivo el recuerdo de su amistad.
Certero el retrato de ambos personajes, el perro, melancólico pero endurecido por el fatídico destino que como cazador le toca, en el que poco o ningún lugar parece haber para sentimientos; el zorro, revoltoso, alegre, rebelde, reacio a comprender el progresivo rechazo de su amigo. Memorables, asimismo, los secundarios, que contribuyen a desarrollar la historia como testigos y nuncios de lo irremediable (Mamá Búho) y como contrapunto humorístico (los dos pájaros torpones que persiguen al gusano, mucho más agudo que ellos).
Paisajes de cuidado pictórico, momentos de belleza captados con rara sensibilidad (un ejemplo, aquél en que Toby se pone a olisquear un rastro en el bosque, como corresponde a su función de cazador, y acaba dando con el que será su amigo el zorro) y música con ciertos aires de tristeza ayudan a hacer de “Tod y Toby” un film universal, pequeño en apariencia, pero grande en cuanto al corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con tu permiso he decidido cambiarle el final... no soporto los finales triste:
"Tod y Toby olvidan su pasado y su educación y viven siempre juntos pero no alienados."
-Joder con Disney y yo que pensaba que solo tenia peliculas memas-
Tengo mucho que aprender!!!
un beso
mariposa-nievet

antonio calvo dijo...

Creo que hay un "Tod y Toby 2" en el que se intenta desfacer los supuestos errores del primero, pero yo creo que no voy a arriesgarme a verlo. Aun con final triste, me quedo con el primero tal como está, con su encanto casi mágico. Podemos dejarlo, Nievet (por cierto, reminiscancias egipcias parece tener tu nombre jeje), por ser tú, en que Tod va a visitar a Toby alguna vez y ambos toman el té cuando nadie mira jajaja. Besos